Lamerte. Lamerte lentamente, de punta a punta, erizando tu piel a cada paso, con la justa medida de pasión y placer, jugando a descubrir nuevas sensaciones...
Beberte. Beberte ansiosamente, ávidamente; intentar calmar esta sed antigua que me devora...
Comerte (¡ay, comerte...!). Comerte a besos tímidos, a besos alocados, a mordiscos... Primero melosamente, con los dientes apenas empeñados; después salvajemente, pasando de princesa inocente a felina indomable...
Saciarte. Saciarte el hambre intensa, el temblor del deseo bajo la ropa, dejar que tú me sacies, arderte con las ganas de muchas soledades encubiertas...
Quisiera en este instante... aplacar este deseo que me nace volcánico en el sexo y me lleva a pensarte cada minuto.
Tenerte para mí. Para mí sola. Aunque sea un ratito....