sábado, 28 de diciembre de 2019

Se armó la gorda



     Hay navidades que nunca se olvidan y la de este año va a ser una de ellas. La cena de Nochebuena comenzó como siempre, con mis cuñadas en sus conversaciones sin sustancia, mi madre pendiente de todos, mis cuñados hablando de trabajo, mis hermanos hablando de fútbol y mis hermanas y yo riendo a carcajadas... Los niños de la casa estuvieron revolviendo todo el rato y acabamos la cena cantando (unos más desafinados que otros) unos eternos villancicos...

     Cuando los niños se acostaron, pasó algo increíble. Me metí en mi antigua habitación a rebuscar entre los discos de vinilo uno de los "Pecos" para echarnos unas risas y apareció Germán (mi cuñado más pesadito y engreído, frecuente diana de mis maldades) en el umbral de la puerta.

    Hace un par de meses me pareció verle por la calle tocándole el culo a una rubia tetona espantosa y me mosqueé un montón, por eso le encargué a un amigo mío pintor, amante de la fotografía y con mucho tiempo libre, que le siguiera. Resultó que Germán era todo un asiduo a los puticlubs del barrio y que estaba liado con esa deleznable rubia de bote que hacía de su enorme pechera el fundamento de su vida. Mi amigo les hizo unas fotos comprometidas y grabó algunas imágenes y me las dio en un DVD. Yo pensaba dejarle en pelotas después de la Navidad, para no amargar las fiestas al personal y todo eso, pero no me quedó más opción que hacerlo antes.

      Germán se presentó en la habitación  y se ofreció a ayudarme a buscar el disco.

Te quedan dos telediarios, majete- le espeté de mal humor.

Me encanta lo sexy y lo rebelde que eres- dijo el muy asqueroso. Ya podía tu hermana aprender un poco de ti.

     Con la rapidez de un depredador, se acercó a mí por detrás y me besó en el cuello por sorpresa. Sus dedos me sorprendieron bajo mi falda corta.

¡ Serás hijo de puta...! - le solté mientras le daba un gran tortazo.

     Los hay tontos, muy tontos y... mi cuñado. Parece mentira que conociéndome un poco, se le ocurriera tentar a la suerte de esa manera. Quizá pensó que si me ponía de su parte dejaría de incordiarle, no lo sé. Maldito imbécil.

     Él salió corriendo de la habitación y le dijo a mi hermana  Elena:

Vámonos. Tu hermana  Eva ha intentado liarse conmigo. No la soporto. Se lo tiene muy creído.

     Mi  hermana me miró incrédula.  Mi Eva  más temperamental saltó con energía hacia la puerta:

De aquí no sale nadie sin ver algo que tengo que enseñaros.

     Elena me conoce y sabe que yo no traiciono nunca a nadie, y mucho menos a los que quiero. Por eso, contra todo pronóstico, se rebeló y le dijo a  Germán que se esperara, que quería ver de qué estaba hablando. El muy idiota se quedó también, porque además de idiota es un cotilla.

       Nos sentamos en torno a la tele, puse  el  DVD con las fotos y los vídeos y ... la reacción ya os la imagináis: mi madre llorando, mis cuñadas con los ojos como platos, mis cuñados mirando hacia los lados y hacia abajo, mis hermanas mirando a Germán con ganas de asesinarle, mis hermanos apretando los puños, Germán mirándome a mí con odio y desencajado, negando lo evidente, y la pobre  Elena con una crisis de ansiedad, sin poder creerlo...

     Esta tarde la acompaño al abogado ( para celebrarlo). 

sábado, 21 de diciembre de 2019

sábado, 14 de diciembre de 2019

Flor



        La semana pasada, mi amiga  FLOR  escribió un  relato  inspirado en mí. No os imagináis la ilusión que me hizo... Cuando éramos niñas inventábamos historias a medias y nos reíamos mucho; nos contábamos todos los secretos y planeábamos muchas travesuras.

      Veréis, Flor y yo fuimos vecinas durante tres años (mis padres se mudaban a menudo). Nos hicimos amigas  enseguida. A las dos nos gustaba leer, escribir, montar en bici y subir a los árboles; a las dos nos gustaban los misterios y los secretos y... a las dos nos gustaba el mismo chico.

       Las demás chicas tenían miedo a mi Eva salvaje, capaz de todo cuando quería conseguir algo, pero Flor no. Flor, sencillamente, me miraba a los ojos y sonreía. Me desarmaba. Y siempre se salía con la suya. 

      Le propuse que compartiéramos al niño, pero ella se negó. Decía que eso no le gustaba, que el amor se da de uno en uno... 
      Le propuse que le diéramos calabazas las dos, pero tampoco quiso.
      Le propuse que le obligáramos a elegir, pero ella decía que no tenía por qué poner en ese apuro al muchacho.

      Ya imagináis el final...
                                              ¡¡Se fue con ella!! 

       Ahora que lo pienso... Es la única persona de la que no me he vengado cuando era niña por robarme un chico... ja, ja.
       Te quiero mucho, amiga.

sábado, 7 de diciembre de 2019

Brindis



Hoy brindo por el beso que guardamos
por años escondido en la memoria;
por el trozo secreto de la historia
que a nadie en mucho tiempo confesamos.

Hoy brindo por el beso que no damos
y espera su ocasión para ser gloria,
por la vida que gira como noria,
por el sueño de vida que abrazamos.

Hoy brindo por la tierra que se moja,
por la lluvia que empapa la paciencia,
por la muerte que implica nueva vida.

Hoy brindo por el blanco de una hoja,
por la tinta que escribe en la inconsciencia,
por el túnel que encuentra su salida.

CHIN, CHIN
                                                                                Eva S. Stone ™

sábado, 30 de noviembre de 2019

Imposible

                                       



     Mientras estoy pensando en qué compartir en esta entrada, te acercas despacio y colocas una silla a mi lado. Te hace gracia que esté escribiendo lo que está ocurriendo en este momento, pero ya ves, yo soy así, impredecible...

      Sobre mi camiseta acaricias mis pezones con cuidado y juegas a ponerlos durísmos... No te lo impido, pero quiero escribir y tú tampoco me lo vas a impedir a mí. Te ríes.

          Uff, ay...

      Pensaba hablar sobre la fiesta a la que me han invitado la semana que viene, pero sólo puedo escribir sobre el ahora, sobre la mujer que goza y disfruta jugando. 
     
      Te ríes cerca de mi oído y me susurras que lo deje, pero mi Eva cabezota dice que ni hablar. Sigues jugueteando con mis pezones y acercas tu lengua a uno de ellos.

         Uffff, aaaayyyyyy...

        ¿De verdad vas a escribir "todo"? , dices. No serás capaz... Y sigues riendo. Yo no doy mi brazo a torcer y continúo con dificultad procurando escribir sin faltas de ortografía... Una de tus manos ha bajado hasta mi monte y, bajo el encaje de las bragas, coquetea con mis labios.

         Uffffffffffffffffffffff, aaayyyyyy


          Déjame terminar de escribir, escribo.  Lo lees y te ríes. No vas a atreverte a publicar esto, ¿verdad? , me dices.... y dos de  tus dedos me pinzan mis labios mientras otro los acaricia magistralmente.... Estoy empapada, pero mi testarudez puede más que mi deseo, o eso quiero creer.

          Ufffffffffffffffffffffffffffff, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy  Mi clítoris traiciona mi mente y el resto de mi cuerpo le sigue...

       Venga, déjalo, si no lo vas a publicar... Hasta tu risa me excita. Estoy que ardo, ven conmigo y luego sigues, me dices...  Y yo: que no, que no... no uuuffffffffffffffffffffffffffffffffffffff, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, ufffffffffffffffffffff

      Tienes el miembro enorme, asomando por la bragueta...... Mecachisss.... Con lo que pone verlo así, incandescente, pidiendo refugio en mis labios.... 

        No podrás conmigo. Soy capaz de dominar mis impulsos... Tengo que buscar un final para esta entrada, pero no puedo pensar... 

          Uffffffffffffff, joderrrrrrrrrrrrr, mmmmmmmmmmmmmmm, ayyyyyyyyyyyyyy,

         ¿Qué queréis que os diga?  Escribir con una sola mano para mí es demasiado complicado.... 
             
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        Cuatro horas después retomo esta entrada. Antes pensaba que era una chorrada y tenía intención de borrarla. Pero él me hizo cambiar de opinión. ¿Sabéis? Se fue hace unos minutos repitiendo que no publicara esto, estaba como obsesionado, argumentando que no le parecía bien y llegó a amenazarme diciendo que no volvería a verme más si lo hacía. Qué poco me conoce; qué poco nos conoce. No hay cosa que me enfade más que el hecho de que alguien se crea con derecho a coartar mi libertad. Así que, ahí va. Por supuesto que no volveré a verle. Las personas como él no me interesan. 

sábado, 23 de noviembre de 2019

Jugando a Pretty Woman

   

       A todas mis Evas les molesta la gente que trata a los demás según su escala social,  la que sólo da respeto al que tiene dinero, especialmente esas vendedoras de los centros comerciales que te echan un vistazo y te juzgan en un instante por tu aspecto: te taladran si vas hecha unos zorros y te adulan pegajosamente si llevas ropa cara y vistosos complementos.

      Por eso, mi Eva justiciera, de vez en cuando (coincidiendo con el cobro de la paga extra, claro) hace de las suyas:

    Hace unos meses, me acerqué a uno de esos centros comerciales extravagantemente vestida, desliñada de pelo y sin perfume - aunque muy limpia, eso sí- y entré en una importante tienda de ropa. Educadamente pregunté por unas prendas y otras, pero me contestaron con desgana y de malas formas. Primero me ignoraron, pero después, cuando se me ocurrió manosear a mi antojo toda la ropa  durante un buen rato, una de las vendedoras comenzó a inquietarse y a acosarme con la mirada, incluso me invitó a marcharme con un "creo que en esta tienda no vas a encontrar nada que te convenza"(el tuteo forma parte de la distinción entre unos clientes y otros). Otra se acercó y me dijo directamente que esa tienda no era para mí, empujándome levemente hacia la puerta. Había una dependienta joven que miraba perpleja y entre líneas leí en sus ojos que no estaba de acuerdo con el trato que me estaban dando. Estuvo a punto de intervenir e intentó hacer algunas maniobras que disuadieran a las otras dos, pero no lo consiguió. Yo les dije que no entendía por qué me trataban así, que yo quería comprar, pero ellas me miraron con desprecio. Entonces cogí una prenda y me metí en el probador. Estuve un rato dentro haciéndolas de rabiar, leyendo unas páginas de un libro de poemas que me encanta. Cuando me cansé, salí de la tienda con cara de desaprobación, mirándolas fijamente a los ojos, mientras ellas me miraban a mí con cara de desprecio.

      Al cabo de unas horas regresé. Iba vestida muy diferente, recién salida de la peluquería, maquillada levemente, con ropa de marca elegante, con unos tacones finos, con un reloj suizo y algunas joyas caras que heredé de una tía, aderezada por un sutil perfume carísimo que sólo utilizo en las ocasiones especiales. Me acompañaban dos amigos altos y fornidos, vestidos con traje y con falsos pinganillos en los oídos. Miré a las vendedoras a los ojos hasta que me reconocieron y pregunté por el encargado, mientras dejaba ver en mi bolso entre-abierto toda la paga extra dispersa por él. Las dos vendedoras se pusieron nerviosas y comenzaron a tratarme de usted. Finalmente, vino el encargado.

    Con aire ofendido le expliqué que era la baronesa Von Der Früheren (los nombres alemanes, pronunciados con acento fuerte,  suenan todos estupendamente para estas cosas), que había venido antes de incógnito para que no me reconociera la prensa y que las dos señoritas en cuestión me habían tratado fatal. Mientras mi amiga Pili, desde la calle, armada con una cámara estupenda profesional, hizo unas fotos de la situación a través del escaparate y salió corriendo cuando el encargado se dio cuenta. Mis "guardaespaldas" se mantenían a una distancia prudencial, mirando muy serios. Le dije muy enfadada que era el centro comercial donde peor me habían tratado en todos los países en los que había estado, que nunca me habían humillado así, que iba a ponerlo en todas mis redes sociales con miles de seguidores... En ese momento sonó mi alarma del móvil y pensé que era divertido hacer más teatro, así que me puse a hablar con el supuesto patrón de mi lujoso yate y le dije que en diez minutos le llamaría, que si no nos dejaban atracar en el Puerto de Mónaco donde siempre, que ya lo solucionaríamos luego.

     Los de la tienda se bajaron los pantalones hasta límites insospechados y me ofrecieron todo tipo de regalos de tienda, descuentos, y ofertas exclusivas para clientas VIP... pero yo me hice la dura y estuve sin decir nada unos minutos.

    Entonces exclamé muy digna: "¿Saben lo que les digo? Que no pienso volver por aquí. No merece la pena. Hasta nunca". Y me marché sin mirar atrás, con mis dos amigos.

     Lo lógico es que miraran después en internet y al no encontrar nada se dieran cuenta de lo que había pasado, pero quiero creer que esas dos "joyitas" se lo pensarán dos veces antes de volver a tratar con malas formas a la gente normal que les visite. Ya se sabe que los millonarios son con frecuencia muy excéntricos...

sábado, 16 de noviembre de 2019

El imán de la "Katy"


      Esta mañana, bajando en el ascensor desde mi planta (la quinta) hacia la primera para ir a  tomar un café,  se escuchaba al pasar y a través de la puerta metálica, un gran barullo en la segunda.

     Mi Eva cotilla  ( en positivo autodenominada " curiosa") no ha podido resistirlo y, dejando a un lado el café, que lo tiene a diario, ha ido a ver a qué se debía tanto escándalo.

     Al parecer , la "Katy", la chica nueva del Departamento Financiero que, además de estar maciza,  va fardando de liberal y liberada sexualmente, había soltado de sopetón en mitad de la oficina:

- ¿ No me decís nada de mi lipoescultura?

     Ante las caras ignorantes y los ojos devoradores de todos los hombres - sin excepción- que la rodeaban , continuó:

- Os explico: Te quitan grasa de una parte del cuerpo y te la meten en otro.  Yo me la he puesto toda todita en el culo. Mirad qué bien ha quedado. Durito y respingón. Tocad, tocad, si queréis...

     Y  una gran mayoría de los tíos- creedlo- cuando yo llegué, estaban haciendo cola en riguroso orden -como buenos ciudadanos y seres civilizados que son después de todo- para comprobar que el abundante trasero de la "Katy" era tal y como ella lo había descrito, no fuera a ser que estuviera mintiendo y la cosa tuviera consecuencias catastróficas para la humanidad o quién sabe qué.

     Sólo hubo un compañero de los que no le había puesto la mano encima, que le preguntó muy serio:

- Pero... ¿ es que no tienes vergüenza?

     Inesperadamente, cuando su mujer -que "casualmente" también trabaja en ese departamento-, se marchó contoneándose ufana y orgullosa del marido casto que tenía, el susodicho metió un mordisco descomunal al culo de  la " Katy" y el cachondeo fue general.

     La cola de abastecimiento se disolvió de golpe cuando apareció por sorpresa para buscarla su novio, un tipo de dos metros y más de cien kilos que miró con ojos asesinos a todos los presentes, incluida a la pobre y generosa lipoesculpida.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Hay entrenadores para todo...



      Acabo de hablar con una amiga que vive en NYC y lo que me ha contado me ha dejado de piedra... 

      Veréis, mi amiga está casada desde hace doce años y tiene dos hijos. Ella es bastante mona y él también. Forman una pareja ideal. Los dos tienen un éxito tremendo y son  gente que despierta, sin querer, admiración.

     El caso es que hablando y hablando, me dice que tiene que dejarme, porque tiene que cenar pronto ya que esta noche su marido y ella tienen una cita con su " sex-coach"... Me quedo así como pasmada y pregunto: "¿Sex-quéééé? ¡No será lo que estoy pensando!" Y ella, toda tranquila, me contesta: "Hija, qué atrasados vais siempre en España, aquí es algo de lo más normal". Y me cuenta que son personas que te ayudan a mejorar tus prácticas sexuales, mirándote mientras lo haces todo, todo... Te dan consejos" in situ" o al terminar, según prefieras... 

     Vivir para ver...

     ( Bien pensado, si alguna vez me quedo sin trabajo, puedo ir a Nueva York y probar suerte ..., jajaja...).

sábado, 2 de noviembre de 2019

Poliamor



     ¡Qué bonito sería vivir en un mundo donde no hubiera ningún tipo de celos ni envidias!

     Un lugar donde compartirlo todo, donde todo sea de todos y donde todos sean de todos...
     Un lugar donde nadie se mide con nadie y todos se quieren tal y como son.... 
     Un lugar donde el amor y la amistad no sean posesivos, sino absolutamente generosos y abiertos...

     Durante un tiempo, yo pensé que era posible... ( confieso  - quizá soy un poco tonta-, que una de mis Evas  aún lo cree...).

     ¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Es posible ser feliz practicando el amor libre y múltiple, llamado por algunos poliamor?
    ¿ Es posible no sentir nunca envidia ni celos? ¿Es posible erradicar un sentimiento tan humano y tan común?

sábado, 26 de octubre de 2019

Escríbeme...



          El deseo me devora a todas horas, no consigo saciar mi sed de ti, la sed que se me instala entre las piernas y paralelamente, en el hueco que queda a la intemperie del corazón que late inquieto bajo mi seno.

          Nada me consuela del vacío de tu mirada ausente, de tus manos invisbles recorriendo mi cuerpo, de tus labios besando uno a uno mis tesoros, de tu lengua caliente explorando mis continentes salvajes.

         Quiero escribir en tu piel toda mi historia, la historia que comienza virgen con nuestro futuro encuentro, vivida con la fuerza del río que estalla violento después de tantos años contenido, la historia que se teje solo si se vive - intensa y sincera- entre dos.

          Necesito que tú escribas también tu historia sobre mi piel, que dibujes paisajes nuevos a mi horizonte, que me enseñes estrellas que yo aún desconozco...

         Busco la compañía de amores fugaces mientras espero el día en que aparezcas, pero sólo consigo que esta rabia triste que carcome mi alma se haga más firme, que este deseo ávido me estremezca los días y las noches, que la frágil esperanza de hallarte después de tanto tiempo me ahogue cruel cada minuto incompleto del borroso horizonte de mi presente....
            

sábado, 19 de octubre de 2019

¿ Con o sin?



           Encontré esta foto en internet y me hizo mucha gracia.

         Hubo unos años locos en los que me costaba dormir sola y aprovechaba cualquier ocasión para despertar en compañía, pero ahora ya no.  El secreto - dicen- es dormir en el centro de la cama, aunque la verdad, yo siempre duermo en el centro de la cama, aunque esté acompañada. Es una costumbre que tengo desde niña, cuando en mis temores infantiles pensaba que había alguien debajo del catre que podía intentar acuchillarme por un lado o por otro y que la única postura para evitar esto era ocupar la parte central, donde tenía garantía de que no llegaría ningún brazo asesino desde abajo ( demasiadas  lecturas de terror en la pre-adolescencia, supongo). También tengo la manía de sacar una pierna fuera de las sábanas y de abrazar fuertemente la almohada bajo mi cabeza como si en ello me fuera la vida, tumbada siempre boca abajo.

     He tenido parejas que dormían con dos almohadas o con calcetines (ése duró un día, claro), parejas que roncaban o que soñaban en alto y no me dejaban descansar, maniáticos con toda una serie de rutinas previas al sueño que se ponían de mal humor si no las ejecutaban a la perfección y en el orden preciso... y otras cosas que no puedo contar.

     Vaya, que una cosa es tener sexo placentero y otra dormir...

    Para dormir, casi todas mis Evas prefieren la soledad absoluta, aunque no se ponen de acuerdo en el modo: hay una Eva a la que le encantan los pijamas y otra que duerme sólo con un pañuelo en el cuello como atuendo; hay una Eva que lee compulsivamente antes de acostarse y otra que ve la tele; hay una Eva que duerme profundamente y otra que tiene a menudo insomnio...

    ¿Y tú? ¿ Tienes manías para dormir? ¿ Alguna rareza? ¿ Prefieres dormir con ropa o sin ella?

sábado, 12 de octubre de 2019

Magia



              Hoy me despertó la magia. Sí, la MAGIA.

          Sorprendentemente, el despertador no sonó como de costumbre y en lugar del horrible riiiiinnng , emitió una música preciosa que me recordó a la banda sonora de "Los chicos del Coro". Cuando esto ocurre, sé que Eva maga  ha llegado. Desayuna cereales invisibles de su tazón mágico, se enfunda un vestido largo y un sombrero, coge la varita como complemento y sale a la calle a realizar sus particulares hazañas.

       Eva maga cree que la vida es un milagro, que cada minuto es un regalo con caducidad que hay que disfrutar de inmediato, que todo puede ocurrir si lo deseas con fuerza... Ella piensa que aún hay esperanza para este mundo, que quedan personas que  merecen la pena y que hacen de este planeta  un lugar agradable... Hace tiempo que sabe que hay dos opciones ante la adversidad: gruñir  y quejarse o tomarse la vida con humor... y ha elegido la segunda opción. Por eso se ha pasado la mañana emulando a su ídolo en estos menesteres: David Chesterfield.

     Ha sido agotador pero, al llegar a casa, tenía la sensación de que, en parte, había colaborado a hacer del mundo algo mejor y más ameno. Me lo he pasado bomba...


      ( No os perdáis el vídeo si no lo habéis visto nunca; os sacará una sonrisa...) 
                   

           

sábado, 5 de octubre de 2019

Puertos privados







Te observo.  Charlas entre la gente y no me miras, como si yo no fuera algo tuyo, como si diera igual que yo estuviera colgada del azul de tus silencios.

Miro hacia el suelo, triste; la esperanza vacía en los bolsillos, encorvada y volátil.  

Una pregunta  hueca  se abre paso pronto entre mis labios:  ¿No fue siquiera amor por un instante?

Me giro de improviso. Sin esperar ya nada, me sorprendes: t
u mirada me besa por la espalda, impertinente y voraz como la ansío.  Se cruza con la mía unos segundos.

Sólo entonces comprendo que tú  tienes tus jaulas, que sueñas como yo que nos amamos rompiendo los barrotes y huimos al vacío de un futuro que aún no se ha inventado. Y maldigo las jaulas y los nichos de amor,  y maldigo las cuerdas, los lazos  de sociedad que, impasibles , atan a la fuerza.

Me alejo aún así sin ilusiones. Absurdo es esperarte en una duda que nunca confirmaste con certezas. ¿Acaso es tu mirada sin palabras  respuesta a esta pasión que me devora?

Repito la canción en mi cabeza: "Si tú me dices ven, lo dejo todo".


Pero no dices ven. Y yo me marcho.

sábado, 28 de septiembre de 2019

Años 30



          Mi abuela materna fue una adelantada para su tiempo. Sus padres eran de origen francés y ella tenía una mente mucho más abierta que todas las personas de su entorno. Mi abuelo la conoció cuando era un adolescente, en un verano en el que fue a estudiar francés y se alojaba en casa de unos tíos suyos. Desde entonces, fueron inseparables.

          Dicen que era muy guapa y que volvía locos a todos los hombres que la conocían. Mi abuela murió joven,  antes de que yo naciera, pero debió ser una persona especial. A los dos meses de marcharse, murió también mi abuelo, que estaba enfermizamente enamorado de ella según cuentan y que sólo vivía para complacerla. Me hubiera gustado poder charlar con ella cara a cara, la verdad.

    Cuando falleció mi abuelo, mi madre y sus hermanas comenzaron a "desmontar" su casa, para venderla. Se organizó un follón tremendo cuando descubrieron un montón de fotos similares a ésta y otras en las que estaba con mi abuelo, fotografiados por una tercera persona... 

sábado, 21 de septiembre de 2019

Juegos con el teléfono





          Cuando sonó el teléfono, y a pesar de que eran las doce en punto (nuestra hora mágica entonces), no podía imaginar que fueras tú el estuviera al otro lado. Habían pasado seis o siete  años desde aquella relación tan pasional y tan intensa que acabó por un viaje al extranjero por motivos laborales del que ya no regresaste. Ambos sabíamos que no teníamos futuro juntos, pero disfrutábamos cada instante como si fuera posible eternizarlo. No habías vuelto a llamar, ni a escribir e-mails largos; una postal de vez en cuando y una felicitación de navidad había sido todo nuestro contacto durante mucho tiempo.

     Debo confesar que yo no había vuelto a jugar a ese juego con nadie desde entonces; a través del oído  nos erizábamos la piel y el cuerpo entero, haciendo del resto de los sentidos nuestros más entregados cómplices. Con solo nuestras voces conseguíamos ambos alcanzar el punto máximo de placer, a veces, incluso, al unísono. No podía creerlo: allí estaba tu voz grave y hermosa y nuestra contraseña; un gusanillo me recorrió por dentro y no dudé. Me apetecía recordar los viejos tiempos, aún sabiendo que quizá fuese la última vez  y que tu llamada sólo era un arrebato de nostalgia pasajero...

       - Buenas noches, señorita Stone. ¿ Desea usted compañía?

(Hubo unos segundos de silencio, necesarios para entender lo que estaba pasando).

     - Depende de como vaya usted vestido , señor X, soy muy maniática.

     - Llevo un pijama abotonado, señorita, estoy a punto de acostarme y más solo que la una...

     - Yo también iba a acostarme en este momento ¿ Quiere que juguemos?

     - Depende de como vaya usted vestida, soy muy maniático.

     - Llevo mi tanga de la suerte y un picardías de tul negro muy fresquito...

     - ¿Nos tuteamos?

    -  ................ 
    -  ................

          ( Ainss. Dudo mucho que exista un compañero de juegos telefónicos mejor que él...)


sábado, 14 de septiembre de 2019

Los armarios de mis Evas


              
      Mis armarios son como grandes cajas de sorpresas, lo cual no tiene nada de extraño sabiendo cómo soy (o cómo somos). Me encantaría tener un armario para cada Eva, pero tendría que vivir en una mansión para conseguirlo, por lo cual hasta mi Eva utópica descartó la idea hace tiempo. Están organizados en muchas secciones y subsecciones (de eso se ocupa mi Eva matemática), según el estilo o el tipo de prenda.  

      En uno de ellos -el de mi cuarto- guardo tres tipos de ropa, una en cada cuerpo:  por una parte, mi vestuario más clásico y remilgado -que utilizo cuando la ocasión requiere ir formal-, con faldas por la rodilla y blusas abotonadas hasta el cuello, vestidos elegantes y trajes pantalón;  por otro lado,  la ropa destinada a vestir a la Eva leona: hay mucha más ropa en ese lado, pero ocupa mucho menos sitio (entre otras cosas porque algunas de las prendas están confeccionadas con menos tela, claro). Es la ropa con la que me siento más cómoda. El tercer cuerpo lo ocupa la ropa de fiesta, que contiene desde mini vestidos de lentejuelas hasta trajes largos de noche.

       La parte más llamativa se la lleva el armario de mis disfraces, los de verdad y los que utilizo para mis juegos eróticos, que me ayudan a darle fuerza a la Eva que me domina según la ocasión. No me canso de jugar con los disfraces nunca. Algunos los confecciono yo misma y los diseño sola o con la pareja que tenga en ese momento; en general, les gusta diseñar los modelos que tienen en sus fantasías y verlos puestos en alguien real. En la parte de arriba, guardo un montón de cajas con sombreros y pelucas (porque, aunque me divierte cambiar a menudo de imagen y de color de pelo, siempre vienen bien); en los cajones y en las puertas de todos ellos, colgados, accesorios de todo tipo, que completan todo lo anterior.

       En mi habitación hay un sinfonier donde está ordenada toda la lencería que, si no fuera porque la talla es la misma, parecería que pertenece a personas completamente diferentes en gustos: desde las famosas bragas de Bridget Jones- me pareció divertido tener unas- a unos minúsculos pedazos de tela semi-transparente que me vendieron como tangas en un sex-shop. Tengo que reconocer que la lencería provocativa me fascina y que ocupa el noventa por ciento de estos cajones. 

       Todos los bajos de los armarios  están provistos de barras  o baldas para los muchos zapatos, sandalias, botas, botines... de distintos diseños y colores que llevo. Una vez mi Eva matemática contó ciento tres pares y mi Eva derrochona se llevó una buena bronca. Los zapatos son un vicio casi tan grande como el de los bikinis; siempre me fijo en los zapatos de la gente - creo que es algo heredado de mi madre- : dicen mucho de las personas que los llevan.

   Por último, tengo un armario empotrado donde se almacenan como pueden las prendas especiales para practicar deportes: footing, ciclismo, esquí, motociclismo, equitación, surf, buceo... y todo lo que no encaja en mis otros armarios - o lo que no cabe-. El último armario, pequeño pero funcional, es de tamaño mediano. En él colocan su ropa mis compañeros de convivencia durante el corto tiempo que dura la misma. 

sábado, 7 de septiembre de 2019

Quererse o no





          Hace unos días me encontré con una amiga a la que hacía mucho que no veía y me dijo muy contenta:
  
             - ¿ No me notas nada diferente? 

             -  Pues ...  no ....  le respondí-. ¿Te has cambiado el peinado? ¿Estás más morena? ¿Llevas ropa nueva?

      Me miraba extrañada, como si yo fuera la persona más tonta del mundo. Tras una pausa incómoda, me soltó de sopetón:

             - ¡ ME HE PUESTO TETAS!

             - Joder. Yo voy mirando a la gente a los ojos, no a las tetas.

         Si tengo que decir la verdad, sólo mi "Eva- Barbie", es partidaria  completa de este tipo de cirugía estética. Menos mal que me habita pocas veces, porque me causaría un conflicto interno importante.  El resto de Evas sólo somos partidarias de la cirugía por salud o por estética tras un accidente o una enfermedad, por ejemplo. 

          Es cierto que  mi Eva más tranquila y empática comprende que haya personas que sientan un complejo que les condicione la vida y  que se operen para mejorar su autoestima, pero también lo es, que mi Eva  más natural piensa que nada postizo es válido y no comprende en absoluto que haya gente que prefiera cambiar su físico a aprender a quererse tal y como es, que sería lo más sano.

         Ayer reencontré entre mis canciones una sobre el tema y quiero compartirla con vosotros. Siempre que la escucho, me hace sonreír. Espero que también a vosotros os provoque una sonrisa.



sábado, 31 de agosto de 2019

Amor bajo el agua



           Se llamaba Mario o eso decía. Coincidimos en un camping de vacaciones. Un cruce de miradas en el restaurante y saltaron chispas. Con él aprendí el inmenso placer que proporciona amarse bajo el agua, con esa maravillosa sensación de que la sal , mezclada con los jugos íntimos del cuerpo, produce un efecto purificador y regenerador de energía como pocos...

          Hablaba él, además, con una encandiladora verborrea y una sonrisa blanca de anuncio, sobre la comunión de almas, sobre la conexión del corazón a través de ese contacto carnal... Afirmaba que había encontrado en mí a la mujer que siempre había estado buscando. El delirante rito diario de la cópula submarina se hacía de ese modo mucho más intenso y pasional;  yo sentía flotar mis pensamientos en los azules del mar con la convicción de qué ese amor de verano no llegaría a su fin cuando terminaran mis vacaciones.

       Hacíamos el amor cada tarde, cuando la gente comenzaba a marcharse de la playa, en una ceremonia íntima y mágica que comenzaba con un ritual de besos salados y lenguas enredadas y lascivas.  Salir a respirar acompasados formaba parte de la danza de cuerpos enervados por el deseo... La piel caliente y fría al mismo tiempo, erizada y llena de fuego, salada y dulce. Una inolvidable fiesta para los sentidos.

        Qué pena (o qué suerte) que acabara todo aquello, diez días después y también bajo el agua, cuando una mañana en la que me dijo que tenía que ir a la ciudad,  mientras yo buceaba con mi cámara acuática para sacar bonitas fotos al fondo marino, le encontré de esta guisa con otra pareja de baile...  Al parecer, el rollito de la comunión de almas y las conexiones espirituales, se lo soltaba a todas.

         Esta vez sí pudo quedarse a gusto mi Eva vengativa, porque colgó las fotos en el tablón de anuncios del camping esa misma mañana y comentó en sus redes sociales el asunto.  Por la tarde, el playboy de pacotilla tenía  a tres mujeres vociferantes esperándole en la puerta de su bungalow con cara de pocos amigos para pedirle explicaciones, incluida la de la foto. Me imagino que a otras tantas en las redes sociales y en el teléfono. Me mandó un montón de mensajes con inverosímiles explicaciones antes de que le bloqueara y le borrara de mis contactos en todo el mundo virtual.  

sábado, 24 de agosto de 2019

Caballo de Troya



            Preparando la maleta para irme a la playa, acabo de recordar una anécdota que ahora me hace sonreír, pero entonces no me hizo ninguna gracia... 

         Hace bastantes años, mi amiga Sara y yo nos fuimos por primera vez juntas y solas de vacaciones. Yo quería olvidar a mi ex y ella a su última conquista. Elegimos la costa italiana como destino. Todo prometía ser magnífico.  Al segundo día de estancia se nos acercaron unos italianos poco agraciados, pero resueltos y simpáticos. Eran dos, tenían sólo unos años más que nosotras y  también se alojaban- o eso decían- en el mismo complejo hotelero. Se mostraron la mar de solícitos y, ante la falta de un plan mejor,  quedar con ellos nos pareció una oportunidad fácil para practicar inglés ( que era la lengua en la que nos entendíamos) y echarnos unas risas.  

       Al día siguiente, mientras dábamos un paseo por la orilla al anochecer, se nos aparecieron por sorpresa y nos propusieron un  ménage à quatre (rollito a cuatro, no sé si se escribe así ). Mi amiga y yo nos miramos, nos reímos y, como no nos atraían para nada y nosotras hemos sido hasta la fecha- salvo una historia que ya contaré- de disfrutar los placeres de uno a uno, les soltamos un  NO rotundo con una carcajada. Se fueron enfadados y nos dejaron solas, lo cual agradecimos porque pudimos desnudarnos y darnos un magnífico baño reparador. El reflejo de la luna en la piel bañada de mar tiene efectos mágicos.

          Pasaron un par de días sin saber de ellos. Al tercer día se presentaron en la playa con cara de arrepentimiento, con unos regalos que -supuestamente- iban a suavizar el mal rollo entre nosotros: una bolsa de playa de diseño italiano, con una toalla preciosa y un bikini para cada una.  Dijeron que no querían que tuviéramos mal recuerdo de la visita a su país. 

          Mi amiga y yo somos forofas de los bikinis; no sé cuántos tendremos en total. Ellos insistieron en que para saber que les habíamos perdonado su atrevimiento anterior, utilizáramos los bikinis y las toallas en nuestro baño de por la tarde. Mi amiga y yo accedimos, más porque los bikinis nos sentaban - sin falsa modestia- estupendamente, que por hacerles a ellos la gracia y con la condición innegociable de que después  nos dejaran en paz para siempre. 

          Pues bien, resultó que al meternos en el agua, los BIKINIS se fueron desintegrando al contacto con el líquido y que nos quedamos totalmente en pelotas. Los muy cabrones se habían llevado nuestras bolsas y nuestras toallas también. El resto os lo imagináis.

          Lo peor es que mi Eva vengativa no pudo darles un escarmiento, porque sólo sabíamos sus nombres de pila (si es que eran ésos) y no volvimos a verlos por allí. Seguramente se habían marchado ya de la ciudad.

           Lo mejor es que, dos años después, mi Eva positiva tuvo la idea de llevar a su pareja de entonces, a una  calita solitaria  y ponerse uno de esos biikinis desnudadores....  Ni que decir que a él  le encantó la sorpresa. 

domingo, 18 de agosto de 2019

Buffet libre




      
          Era un jueves de octubre. Entraste por la puerta a las ocho y media, como siempre, ataviado con tu traje hecho a medida y ese maletín obsoleto pero elegante del que no creo que te hayas desprendido aún. Hay que reconocer que  tenías un físico más que agradable y que tu serena seriedad hacía de ti un hombre muy atractivo. Siempre me gustaron los hombres mayores que yo y tú me llevabas quince años.

         Dejaste el maletín en una silla, exactamente en el mismo sitio que todos los días. Me besaste en la mejilla, sin mucho interés. Nuestra pareja se estaba yendo a pique, después de una boda llena de señales de advertencia que no capté y un año de desequilibrada convivencia. Nunca entendí por qué te casaste conmigo ni por qué cambiaste tanto tras la celebración. Era como si hubieras conseguido tu trofeo y ya no tuvieras que hacer nada más. Ya no tenías ganas de salir, ni de jugar, ni de charlar. La rutina era insoportable y tus  manías- que al principio me divertían- comenzaron a parecerme desagradables también.

         Todas mis Evas intentaron animar aquel desacertado emparejamiento , pero era inútil: por un lado, te encerrabas cada vez más en ti mismo; por otro, descubrí tarde que eras un adicto al trabajo y, por último, comenzaste a tener dificultades para cumplir medianamente en la cama, no sé si sería por la edad o por falta de interés. Muchas de mis Evas seguían enamoradas de ti y luchaban contra todos esos inconvenientes; otras ya se estaban desencantando. Me sentía culpable porque eras una buena persona y quise quemar - antes de darle una patada a nuestro proyecto común- el último cartucho. 

         Me había puesto a hacer la cena (me tocaba a mí) y un olorcillo a pan recién hecho, a hierbas, setas y carne impregnaba suave el aire. Sobre la mesa unos cuencos vacíos y una botella de vino con dos copas. En el centro del mantel dos velas estrechas y largas esperaban inquietas su muerte anunciada. Había dejado mi pelo suelto y un delantal fino anudado a la espalda  dejaba ver mi  ropa interior; no llevaba nada más encima... 

     -¿Qué hay de cenar? -preguntaste.

     - Decídelo tú mismo. Buffet libre.

       Me miraste con cara de desaprobación.

     -  Paso de carne,  hoy prefiero una ensalada , si no te importa-dijiste. Llevo un día agotador. Voy a tumbarme un poco en el sofá. 

     Es la primera y última vez que me ha fallado la provocación de cocinera... Menos mal que te mandé en ese mismo instante a la mierda. Y qué a gusto me quedé. Les prometí a todas mis Evas que no volvería a casarme jamás.

martes, 13 de agosto de 2019

A todo ritmo






         Esta mañana me despertaron temprano mis pies bailando. Con los ojos aún cerrados, esbocé una sonrisa, porque intuí que "ella" había llegado y siempre que llega ocurren anécdotas entretenidas. Mi Eva estrella del rock tiene una energía inagotable, es segura, un poco escandalosa y muy animada.

          Me levanté al baño y comencé a bailar ante el espejo, poniendo muecas y sonrisas desde todos los lados para salir bien ante los posibles ataques fotográficos de los paparazzi. 

          Desayuné ligero y de pie. Es lo que tiene ser artista, que siempre estás en movimiento y tienes que cuidar mucho la línea. Una ducha templada me aceleró las pocas células que me holgazaneaban aún; no podía dejar de cantar ni de bailar. 

          Me vestí rápido, al ritmo de "Born to be wild" de Steppenwolf.  Elegí - bueno,  "ella" eligió, que menuda personalidad tiene- un modelito ajustado y corto; una sudadera fina con capucha, de tono violeta, muy original; unos tacones altísimos de aguja y unas gafas de sol (complemento imprescindible cuando eres famosa).  Un maquillaje natural pero resultón y el pelo suelto completaron el atuendo. 

          Bajé a la calle nerviosa, canturreando entre dientes "Seven Nation Army" y sin poder dominar mis caderas mientras se movían al compás. Me extrañó que nadie me reconociera, pero lo atribuí a las gafas de sol y a la capucha.  

           Cogí el metro sin dejar de cantar y entonces lo vi. Un muchacho tocaba con su guitarra y nadie le hacía caso. Me acerqué.

- ¿No me reconoces?-pregunté extrañada.

- Pues, perdona, pero... no.

- Soy Eva Stone, la cantante de rock.

- Me suena algo ( se notaba que fingía, pero no no me importó).

- ¿Te apetece que cantemos algo juntos?

- Bueno- respondió sin mucha alegría- , no tengo nada que perder.

          Acordamos un tema y comenzamos una actuación improvisada: él tocaba la guitarra y yo bailaba y cantaba, emulando a mi diosa Tina Turner. Pronto se llenó el pasillo del metro a la par que su caja para los donativos.

          El decía muy orgulloso:

- Quiero agradecer a la cantante profesional, Eva Stone, que hoy haya cantado y bailado conmigo.

          La gente aplaudía y algunos me pedían autógrafos...  Nada como creer en uno mismo para que los demás crean en ti.

          Después de unas horas cantando en el metro nos despedimos.

-¿ Y desde cuando te dedicas a la canción?-preguntó curioso.

- Desde esta misma mañana- respondí con una sonrisa.

          Noté su mirada incrédula fija en mi espalda durante muchos minutos mientras me alejaba.

jueves, 8 de agosto de 2019

¿Limpiamos?


    

           Estos días de verano se impone por necesidad en la  mayoría de las casas realizar una buena limpieza a fondo. Desde hace muchos años, mi Eva economista contrata a una persona que realiza la mayor parte del trabajo, pero antes de vivir con A. no era así. Siempre que llega este momento me acuerdo de él, un novio muy original que tuve y que vivió durante un verano conmigo.


     - Venga Eva... entre los dos tardamos menos... cuanto antes empecemos, antes terminamos...

     - No tengo ninguna gana... vamos a tomar una caña...no sé para qué se limpia tanto...

     Entonces me propuso un juego.

     Se trataba, por un lado, de dividir el apartamento en cinco partes para distribuir las tareas en cinco tardes de lunes a viernes, descansando por las mañanas; y por otro, de darle a la tediosa obligación higiénica un matiz erótico que la hiciera menos desagradable.

      En una cartulina que puso con una chincheta en la pared, marcó cada una de las partes como objetivos y les asignó el código sorpresa de un juego erótico a cada una... Según avanzábamos hacia el objetivo, teníamos que irnos quitando la ropa, de  manera que la excitación iría creciendo y estaríamos deseando terminar para descubrir el juego-recompensa. Tendríamos que llevar puesto algo un poco sugerente, para ir entrando en calor. Tengo que reconocer que la idea no estaba mal, pero también que ninguna vez llegamos a jugar como habíamos programado.

 Resumiendo:
  
Lunes: Me ve aparecer con mi disfraz de limpiadora y se pone como una moto.  Resultados: cero minutos de limpieza y el resto de la tarde , puntos suspensivos.

Martes: Me quito la falda corta, me ve el tanga y el liguero, se excita y ... ataca con su espada láser. Resultados: cinco minutos de limpieza y el resto de la tarde... puntos suspensivos.

Miércoles: Aguanta el primer tirón como un machote y cuando él se quita el pantalón, miro sinquerermirar sus calzoncillos marcando una bonita estructura y...caigo. Resultados: quince minutos de limpieza y el resto de la tarde... , vaya, otra vez puntos suspensivos..,

Jueves: Increíblemente, llegamos a quedarnos desnudos los dos. Él se acerca a descolgar una ventana, nos rozamos sin querer  y... Resultados: veinte minutos de limpieza y el resto de la tarde... pues puntos suspensivos.

Viernes:  Mini-reunión previa. Nos proponemos firmemente llegar hasta el final del juego, aunque se han quedado tantas cosas por hacer que tendríamos que volver a planificar en la cartulina. Falda corta fuera, blusa fuera, pantalón suyo fuera, camiseta fuera, sostén fuera, liguero fuera, calzoncillo fuera, tanga fuera... Cae polvo de un armario en mi pelo, me acerco al baño para limpiarme y... nos duchamos. Resultados: treinta minutos de limpieza y el resto de la tarde... pues eso.


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Fuera de programa:

Sábado: Hacemos cuentas y preferimos disfrutar de un día menos de vacaciones en la playa y pagar a alguien que haga el trabajo. Resultados: Todo limpio y todo el día para  hacer de los puntos suspensivos lo que queramos.

Desde entonces, una persona viene a limpiar la casa, pero siempre me acuerdo de aquel verano ... 

domingo, 4 de agosto de 2019

Aquellas siestas



       Tenía catorce años, la mirada inquisidora y segura, el cuerpo prieto, la piel frutal y unos senos redondos y bien formados. Veraneaba entonces en casa de mi abuela materna, en un pueblecito cercano a la playa. Era un lugar de reunión familiar de tíos y primos. Dormíamos la siesta en una amplia buhardilla, todos los primos juntos, en colchones en el suelo. A veces invitábamos a algún amigo de la pandilla. Y muchas veces, te invitábamos a ti, que eras como de la familia aún sin serlo.

          Sabía que yo te gustaba, que te volvía loco; me devoraban tus ojos a cada instante silencioso y disimulado. Yo jugaba contigo a hacerme la encontradiza, a rozarte sin querer a cada paso... y, mira por dónde, te tocó dormir a mi lado. Nunca he creído en las casualidades. Quise probarte, quise probarme a mí misma y a ese imán que descubría dentro de mí cada día que pasaba.  Así era yo entonces (a ratitos, claro). En la pandilla todos me tenían un poco de miedo por mi carácter fuerte y tú eras tan  tímido y modoso...

         Para dormir me puse una camiseta de tirantes y me quité el sostén. Me tumbé de lado, mirando hacia ti. Te sonreí y cerré los ojos, haciendo que dormía. Tenías tus ojos clavados en el canalillo de mi escote y en el recorrido de mi silueta desde mi flequillo hasta la punta de los pies. Cuando me aseguré de que todos estaban dormidos, me moví, como en sueños, y dejé escapar de la camiseta uno de mis rosados pezones.

     No podía abrir los ojos, pero sentía tu aliento cada vez más cerca, el calor de tu mano indecisa acercándose a mi pezón erigiéndose... Entreabrí los ojos y alejaste tu mano, poniéndote colorado como un tomate. Volví a hacerme la dormida, mientras me excitaba la idea de tenerte tan cerca luchando contra tu instinto. Mi cuerpo despertaba al deseo. Notaba la dureza de mis pezones y un calor que subía entre mis piernas, te notaba otra vez cerca...

    Entonces lo hiciste. Dejaste que tu dedo índice recorriera el borde de mi pezón, acariciándome con una deliciosa suavidad. Te dejé disfrutar (me dejé disfrutar) durante unos minutos así y pronto sentí tu aliento cerca de mi seno. Una lengua infantil y temblorosa recorrió mi rosado sendero y endureció aún más mi pezón, noté mi sexo húmedo entre los muslos... 

     Una bofetada enorme y sonora acabó con todo aquello.

      - Eres un cerdo-te dije. Y me quedé tan ancha.

      Después ya nunca más me miraste a los ojos. Yo me sentía feliz porque había ganado, aunque aún no sé exactamente el qué.

sábado, 3 de agosto de 2019

El amor y yo






       Hace mucho tiempo, Eva -realista comprendió que nunca iba a encontrar al hombre ideal.

       La razón es sencilla: según la personalidad que me domine en un momento o en otro, en una etapa o en otra, me atraen los hombres de una u otra forma.

      Cuando me habita Eva-efervescente y alocada, me gustan los varones espontáneos, divertidos, ruidosos, chistosos, cariñosos, sonrientes, seductores...; cuando me habita Eva-ratón de biblioteca, me fijo en los hombres serenos, discretos, callados, observadores...; a Eva-seductora le gustan los hombres guapos guapísimos, los difíciles de conquistar, los que suponen un reto, y tomar la iniciativa pero dejar que ellos crean que la tienen; a Eva- romántica le gustan los que llaman a su puerta con flores  y con bellas palabras de amor (que por otra parte le resultarían cursis, odiosos y machistas a Eva- feminista, claro); a Eva-deportista le encantan los atletas musculosos y depilados , a Eva-casera le gustan los hombres de pelo en pecho, los que se acurrucan en el sofá ... Podría seguir y seguir mucho más.

      Así me va de mal en el amor: una larga lista de ex-parejas, un ex-marido y todas mis relaciones amorosas hundidas en un periodo que oscila entre un mínimo de dos días y un máximo de dos años ( mis récords).

      Pero aún así,  Eva-soñadora sigue pensando que ese hombre existe: no se puede vivir sin sueños, aunque parezcan imposibles.

       Al menos aburrirme conmigo no, no me aburro nunca, eso es verdad.

     Y ellos tampoco se aburrían. Tenían un harén de Evas en una sola. Pero es cansado atender a tantas mujeres y no lo pudieron soportar, supongo. Quizá ninguno llegó a quererme de verdad, con todo lo que soy, con todas las que soy... 

     Quizá no he dado aún con un hombre con el corazón tan grande. que pueda dar cabida a todas mis yoes.

viernes, 2 de agosto de 2019

Por el principio...

( No, no soy yo, pero me parezco...) 

       
          Muchas veces pienso en el principio de todo esto, en la niñez que guarda todas las llaves, en la primera vez que yo me di cuenta de que no era una, sino varias. Probablemente la educación estricta que recibí de niña haya contribuido a que sea como soy, aunque yo no lo haya aceptado hasta hace poco tiempo. Toda la perfección que me exigían, el sentimiento de culpa por no hacer las cosas al agrado de mis padres o de mis maestras... Acababa de cumplir diez años cuando llegué al convencimiento de que éramos dos: la buena Eva, la estudiosa, la brillante, la solidaria, la compasiva, la buena hija, la educada... y la otra "Eva": la oculta, la mala, la traviesa, la perversa, la vengativa, la cruel... Y sólo una de las dos podía sobrevivir...

          Tuve mi primer novio con once años (o eso creo, porque no recuerdo casi nada de antes de esa edad). Su madre le decía: "¿Has visto qué chica más guapa, más lista y más buena ?", "Tendrías que quedar más con ella"... y cosas así. El chico era demasiado pánfilo y parado y a mí no me gustaba nada, pero nuestros padres se conocían desde siempre y mi madre hacía igual: "¿No te gusta ese niño?", "¿Por qué no le invitas a merendar?", "¡Es educadísimo!", "Hacéis buena pareja"...

          Tuve claro que nuestros padres no pararían hasta que no saliéramos y se convencieran ellos mismos de que emparejarnos era un doloroso error. Por eso, cara a la galería, fuimos "novios" durante casi tres meses.

          El primer día que estuvimos a solas, le agarré fuertemente de los testículos y le dije al oído: "Vamos a ser novios unos meses y mientras vas a hacer lo que yo quiera...¿Has oído?"  Casi se hace pis, el pobre. Sé ahora que fue muy cruel, pero desde mi preadolescencia yo solo me sentía fuerte haciendo ese tipo de cosas y creyéndome con el control... El se quejó alguna vez a sus padres, pero no le creyeron.

        A los tres meses menos dos días, respiró con alivio cuando le dije que el trato había terminado; para entonces yo ya había puesto los ojos en un chico seis años mayor que yo...

jueves, 1 de agosto de 2019

Renacer, morir, transformarse...



         Renacer, morir, transformarse... ¿Acaso no son verbos absolutamente relacionados? Las personas como yo (personas que han asumido y comprenden su personalidad múltiple), tenemos nuestras ventajas y nuestras desventajas.

      La primera ventaja es que podemos nacer, morir y transformarnos tantas veces como queramos y dejar atrás todas las personalidades que no nos gustan, sustituyéndolas por otras nuevas.
  
           La primera desventaja es que acumulamos experiencias y a veces -sólo a veces, que conste- no sabemos con qué personalidad las hemos vivido, por lo que corremos más riesgo de tropezar en varias ocasiones en nuestra vida con la misma gran piedra.

           Por eso - entre otras muchas razones- nació este diario, porque necesitaba ordenar en un sólo espacio todos los diarios de mis múltiples personalidades, todas mis teorías y mis pequeños o grandes pecados, todo lo que siento, experimento o sueño bajo cualquiera de mis múltiples caras y corazones. O al menos, intentarlo.

            Si llegaste hasta aquí, te pido un favor: ¡Guarda mis secretos!