sábado, 30 de noviembre de 2019

Imposible

                                       



     Mientras estoy pensando en qué compartir en esta entrada, te acercas despacio y colocas una silla a mi lado. Te hace gracia que esté escribiendo lo que está ocurriendo en este momento, pero ya ves, yo soy así, impredecible...

      Sobre mi camiseta acaricias mis pezones con cuidado y juegas a ponerlos durísmos... No te lo impido, pero quiero escribir y tú tampoco me lo vas a impedir a mí. Te ríes.

          Uff, ay...

      Pensaba hablar sobre la fiesta a la que me han invitado la semana que viene, pero sólo puedo escribir sobre el ahora, sobre la mujer que goza y disfruta jugando. 
     
      Te ríes cerca de mi oído y me susurras que lo deje, pero mi Eva cabezota dice que ni hablar. Sigues jugueteando con mis pezones y acercas tu lengua a uno de ellos.

         Uffff, aaaayyyyyy...

        ¿De verdad vas a escribir "todo"? , dices. No serás capaz... Y sigues riendo. Yo no doy mi brazo a torcer y continúo con dificultad procurando escribir sin faltas de ortografía... Una de tus manos ha bajado hasta mi monte y, bajo el encaje de las bragas, coquetea con mis labios.

         Uffffffffffffffffffffff, aaayyyyyy


          Déjame terminar de escribir, escribo.  Lo lees y te ríes. No vas a atreverte a publicar esto, ¿verdad? , me dices.... y dos de  tus dedos me pinzan mis labios mientras otro los acaricia magistralmente.... Estoy empapada, pero mi testarudez puede más que mi deseo, o eso quiero creer.

          Ufffffffffffffffffffffffffffff, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy  Mi clítoris traiciona mi mente y el resto de mi cuerpo le sigue...

       Venga, déjalo, si no lo vas a publicar... Hasta tu risa me excita. Estoy que ardo, ven conmigo y luego sigues, me dices...  Y yo: que no, que no... no uuuffffffffffffffffffffffffffffffffffffff, ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, ufffffffffffffffffffff

      Tienes el miembro enorme, asomando por la bragueta...... Mecachisss.... Con lo que pone verlo así, incandescente, pidiendo refugio en mis labios.... 

        No podrás conmigo. Soy capaz de dominar mis impulsos... Tengo que buscar un final para esta entrada, pero no puedo pensar... 

          Uffffffffffffff, joderrrrrrrrrrrrr, mmmmmmmmmmmmmmm, ayyyyyyyyyyyyyy,

         ¿Qué queréis que os diga?  Escribir con una sola mano para mí es demasiado complicado.... 
             
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,

        Cuatro horas después retomo esta entrada. Antes pensaba que era una chorrada y tenía intención de borrarla. Pero él me hizo cambiar de opinión. ¿Sabéis? Se fue hace unos minutos repitiendo que no publicara esto, estaba como obsesionado, argumentando que no le parecía bien y llegó a amenazarme diciendo que no volvería a verme más si lo hacía. Qué poco me conoce; qué poco nos conoce. No hay cosa que me enfade más que el hecho de que alguien se crea con derecho a coartar mi libertad. Así que, ahí va. Por supuesto que no volveré a verle. Las personas como él no me interesan. 

sábado, 23 de noviembre de 2019

Jugando a Pretty Woman

   

       A todas mis Evas les molesta la gente que trata a los demás según su escala social,  la que sólo da respeto al que tiene dinero, especialmente esas vendedoras de los centros comerciales que te echan un vistazo y te juzgan en un instante por tu aspecto: te taladran si vas hecha unos zorros y te adulan pegajosamente si llevas ropa cara y vistosos complementos.

      Por eso, mi Eva justiciera, de vez en cuando (coincidiendo con el cobro de la paga extra, claro) hace de las suyas:

    Hace unos meses, me acerqué a uno de esos centros comerciales extravagantemente vestida, desliñada de pelo y sin perfume - aunque muy limpia, eso sí- y entré en una importante tienda de ropa. Educadamente pregunté por unas prendas y otras, pero me contestaron con desgana y de malas formas. Primero me ignoraron, pero después, cuando se me ocurrió manosear a mi antojo toda la ropa  durante un buen rato, una de las vendedoras comenzó a inquietarse y a acosarme con la mirada, incluso me invitó a marcharme con un "creo que en esta tienda no vas a encontrar nada que te convenza"(el tuteo forma parte de la distinción entre unos clientes y otros). Otra se acercó y me dijo directamente que esa tienda no era para mí, empujándome levemente hacia la puerta. Había una dependienta joven que miraba perpleja y entre líneas leí en sus ojos que no estaba de acuerdo con el trato que me estaban dando. Estuvo a punto de intervenir e intentó hacer algunas maniobras que disuadieran a las otras dos, pero no lo consiguió. Yo les dije que no entendía por qué me trataban así, que yo quería comprar, pero ellas me miraron con desprecio. Entonces cogí una prenda y me metí en el probador. Estuve un rato dentro haciéndolas de rabiar, leyendo unas páginas de un libro de poemas que me encanta. Cuando me cansé, salí de la tienda con cara de desaprobación, mirándolas fijamente a los ojos, mientras ellas me miraban a mí con cara de desprecio.

      Al cabo de unas horas regresé. Iba vestida muy diferente, recién salida de la peluquería, maquillada levemente, con ropa de marca elegante, con unos tacones finos, con un reloj suizo y algunas joyas caras que heredé de una tía, aderezada por un sutil perfume carísimo que sólo utilizo en las ocasiones especiales. Me acompañaban dos amigos altos y fornidos, vestidos con traje y con falsos pinganillos en los oídos. Miré a las vendedoras a los ojos hasta que me reconocieron y pregunté por el encargado, mientras dejaba ver en mi bolso entre-abierto toda la paga extra dispersa por él. Las dos vendedoras se pusieron nerviosas y comenzaron a tratarme de usted. Finalmente, vino el encargado.

    Con aire ofendido le expliqué que era la baronesa Von Der Früheren (los nombres alemanes, pronunciados con acento fuerte,  suenan todos estupendamente para estas cosas), que había venido antes de incógnito para que no me reconociera la prensa y que las dos señoritas en cuestión me habían tratado fatal. Mientras mi amiga Pili, desde la calle, armada con una cámara estupenda profesional, hizo unas fotos de la situación a través del escaparate y salió corriendo cuando el encargado se dio cuenta. Mis "guardaespaldas" se mantenían a una distancia prudencial, mirando muy serios. Le dije muy enfadada que era el centro comercial donde peor me habían tratado en todos los países en los que había estado, que nunca me habían humillado así, que iba a ponerlo en todas mis redes sociales con miles de seguidores... En ese momento sonó mi alarma del móvil y pensé que era divertido hacer más teatro, así que me puse a hablar con el supuesto patrón de mi lujoso yate y le dije que en diez minutos le llamaría, que si no nos dejaban atracar en el Puerto de Mónaco donde siempre, que ya lo solucionaríamos luego.

     Los de la tienda se bajaron los pantalones hasta límites insospechados y me ofrecieron todo tipo de regalos de tienda, descuentos, y ofertas exclusivas para clientas VIP... pero yo me hice la dura y estuve sin decir nada unos minutos.

    Entonces exclamé muy digna: "¿Saben lo que les digo? Que no pienso volver por aquí. No merece la pena. Hasta nunca". Y me marché sin mirar atrás, con mis dos amigos.

     Lo lógico es que miraran después en internet y al no encontrar nada se dieran cuenta de lo que había pasado, pero quiero creer que esas dos "joyitas" se lo pensarán dos veces antes de volver a tratar con malas formas a la gente normal que les visite. Ya se sabe que los millonarios son con frecuencia muy excéntricos...

sábado, 16 de noviembre de 2019

El imán de la "Katy"


      Esta mañana, bajando en el ascensor desde mi planta (la quinta) hacia la primera para ir a  tomar un café,  se escuchaba al pasar y a través de la puerta metálica, un gran barullo en la segunda.

     Mi Eva cotilla  ( en positivo autodenominada " curiosa") no ha podido resistirlo y, dejando a un lado el café, que lo tiene a diario, ha ido a ver a qué se debía tanto escándalo.

     Al parecer , la "Katy", la chica nueva del Departamento Financiero que, además de estar maciza,  va fardando de liberal y liberada sexualmente, había soltado de sopetón en mitad de la oficina:

- ¿ No me decís nada de mi lipoescultura?

     Ante las caras ignorantes y los ojos devoradores de todos los hombres - sin excepción- que la rodeaban , continuó:

- Os explico: Te quitan grasa de una parte del cuerpo y te la meten en otro.  Yo me la he puesto toda todita en el culo. Mirad qué bien ha quedado. Durito y respingón. Tocad, tocad, si queréis...

     Y  una gran mayoría de los tíos- creedlo- cuando yo llegué, estaban haciendo cola en riguroso orden -como buenos ciudadanos y seres civilizados que son después de todo- para comprobar que el abundante trasero de la "Katy" era tal y como ella lo había descrito, no fuera a ser que estuviera mintiendo y la cosa tuviera consecuencias catastróficas para la humanidad o quién sabe qué.

     Sólo hubo un compañero de los que no le había puesto la mano encima, que le preguntó muy serio:

- Pero... ¿ es que no tienes vergüenza?

     Inesperadamente, cuando su mujer -que "casualmente" también trabaja en ese departamento-, se marchó contoneándose ufana y orgullosa del marido casto que tenía, el susodicho metió un mordisco descomunal al culo de  la " Katy" y el cachondeo fue general.

     La cola de abastecimiento se disolvió de golpe cuando apareció por sorpresa para buscarla su novio, un tipo de dos metros y más de cien kilos que miró con ojos asesinos a todos los presentes, incluida a la pobre y generosa lipoesculpida.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Hay entrenadores para todo...



      Acabo de hablar con una amiga que vive en NYC y lo que me ha contado me ha dejado de piedra... 

      Veréis, mi amiga está casada desde hace doce años y tiene dos hijos. Ella es bastante mona y él también. Forman una pareja ideal. Los dos tienen un éxito tremendo y son  gente que despierta, sin querer, admiración.

     El caso es que hablando y hablando, me dice que tiene que dejarme, porque tiene que cenar pronto ya que esta noche su marido y ella tienen una cita con su " sex-coach"... Me quedo así como pasmada y pregunto: "¿Sex-quéééé? ¡No será lo que estoy pensando!" Y ella, toda tranquila, me contesta: "Hija, qué atrasados vais siempre en España, aquí es algo de lo más normal". Y me cuenta que son personas que te ayudan a mejorar tus prácticas sexuales, mirándote mientras lo haces todo, todo... Te dan consejos" in situ" o al terminar, según prefieras... 

     Vivir para ver...

     ( Bien pensado, si alguna vez me quedo sin trabajo, puedo ir a Nueva York y probar suerte ..., jajaja...).

sábado, 2 de noviembre de 2019

Poliamor



     ¡Qué bonito sería vivir en un mundo donde no hubiera ningún tipo de celos ni envidias!

     Un lugar donde compartirlo todo, donde todo sea de todos y donde todos sean de todos...
     Un lugar donde nadie se mide con nadie y todos se quieren tal y como son.... 
     Un lugar donde el amor y la amistad no sean posesivos, sino absolutamente generosos y abiertos...

     Durante un tiempo, yo pensé que era posible... ( confieso  - quizá soy un poco tonta-, que una de mis Evas  aún lo cree...).

     ¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Es posible ser feliz practicando el amor libre y múltiple, llamado por algunos poliamor?
    ¿ Es posible no sentir nunca envidia ni celos? ¿Es posible erradicar un sentimiento tan humano y tan común?