Así era Martín, una de mis ex-parejas. Si él amanecía de capa caída- casi todos los días era así-, yo acababa por olvidarme de sonreír y comenzaba a ver todo a través de su tristeza y si acudía a refugiarse en mí, conseguía dejarme exhausta, decaída, como si me hubieran quitado las pilas. A mí nunca me ha importado escuchar a la gente cuando tiene problemas (dicen que transmito paz cuando mi Eva más tranquila me habita) pero esto de lo que hablo es diferente, no es que tengan problemas, es que ellos son el problema, con su forma de enfocar la vida, con su negatividad, con su falta constante de ánimo. "No sé qué haría sin ti"- me decía a menudo. " Pues yo si sé lo que haría sin ti"- pensaba yo.
Desconozco si esto lo cura o lo aplaca una buena terapia, pero mi paciencia tiene un límite muy pequeño y no duró mucho esa relación. Un día- sin previo aviso- mandé a Martín a la mismísima mierda. Demasiado aguanté.
Ninguna de mis Evas es negativa, ni siquiera la más vengativa; nosotras necesitamos toda nuestra energía para sobrevivir, no podía dejar que nos ahogara de esa forma.
Hace poco me llamó al móvil y no contesté. Y creo que hice bien.
Tuve la tentación de mandarle un whatsapp con rima, pero mi Eva prudente no me dejó:
" Martín, eterno draculín
que quitas energía,
porque eres un flojín.
He vuelto a ser yo misma
desde que estoy sin ti.
Así que... cuidadín,
si vuelves a llamarme,
te corto el cilindrín..."
A veces me sorprende con cosas como esta mi Eva choni- poeta...