Una vez -sólo una vez- me encapriché de un profesor. Acababa de cumplir diecinueve años y pensaba que el mundo era mío y que podía acostarme con quien me diera la gana. Y eso hacía. Encontraba - por lo general- poca resistencia, la verdad.
En la Universidad había entonces algunos profesores mayores - casi todos eran muy mayores- que miraban libidinosamente las carnes tiernas y aparentemente vírgenes de algunas alumnas. Esos daban asco. Sin embargo él era diferente. Tenía cuarenta y ocho años - si no me mintió- y acababa de separarse. Unas bien distribuidas canas y una voz grave y armoniosa le hacían muy atractivo. Llevaba vaqueros casi siempre y un atuendo desenfadado que le hacía parecer más joven. Usaba a diario una colonia fresca pero resultona que dejaba su inconfundible aroma a su paso por los pasillos y las aulas. Ninguna compañera se atrevía a tirarle los tejos, porque era muy serio y sabía poner distancias; era respetado por todos y rara vez se le veía sonreír. A mí aquello me pareció un reto.
Todo mi empeño era mirarle fijamente a los ojos, intentando leerle (como hago siempre) todo por dentro, pero no se dejaba el condenado, apartaba la vista como si supiera que en unos minutos yo era capaz de dejarle completamente desnudo e indefenso ( ¿ quién se lo habría dicho?). Yo acudía a su despacho casi todos los días, procurando plantearle preguntas o dudas sobre su materia que le pusieran en un aprieto o le dejaran ver lo interesada que estaba en su asignatura. Conseguía arrancarle una sonrisa con frecuencia y escuchaba atentamente todas sus palabras, bebiendo de sus labios cada sonido. Él cada vez se ponía más nervioso, mirando y queriendo evitar mirar los trocitos de mi piel que yo dejaba ver en su justa medida a través de mi ropa juvenil y descarada. En fin, que una tarde, entré en su despacho con todas mis armas de mujer preparadas, dispuesta a todo... y cayó. Es muy estimulante dejarse poseer por un hombre " inalcanzable" sobre la mesa de un despacho, rodeada de cultura y de conocimientos, como si, en un ritual mágico, algo de todo aquello quedara dentro de ti para siempre . Durante unos días quedamos a escondidas, creyendo el pobre que me había seducido y sintiéndose culpable por ello y sabiendo yo que había sido justo al revés. El caso es que comencé a comprender por qué se había separado: quería tener todo bajo control y saber dónde estaba yo a cada minuto y qué hacía y con quién... ¡Ni siquiera mis otras Evas tienen esa información!
Así que, cansada del juego, me presenté ante él y me hice la víctima (ser actriz es una de mis profesiones aún por desarrollar); después de hacer que se sintiera el más rastrero por "seducir " a una muchacha que podría ser su hija, le ofrecí mi silencio a cambio de una matrícula de honor en su asignatura ( él nunca las daba). Y accedió. Supongo que aún debe pesarle y que aprendió la lección. Yo también la aprendí . Me siento fatal ahora por hacerle chantajeado de esa forma pero, ya nada puedo hacer . Creo que hay lecciones en la vida que sólo se aprenden así, haciendo cosas de las que nos arrepentimos después y que jamás volveríamos a repetir.
No volví a verle más, ni falta que hace.
Bonito relato, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias. No es mi mejor versión, pero es lo que hay.
EliminarUn beso amable.
Errar es de humanos,
ResponderEliminarno te juzgo , los dos
estabais sin pareja,
lo del chantaje es
más jodido, pero,
y si él, es quien se
encapricha?, más
ahora que tenemos
reciente el caso de
Íñigo Errejon, la que
le cae encima .
Los hombres lo tenéis chungo ahora, sí.
EliminarUn beso atormentado.
Lo justo hubiera sido renunciar a la matrícula de honor.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto. Me llevo el tirón de orejas, Alfred.
EliminarUn beso cabizbajo.
Me ha encantado y agradezco su lectura para reencontrarme con tu blog.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Pitt.
EliminarA nosotras nos encanta que nos leas.
Un beso múltiple.
Beautiful post
ResponderEliminarThanks.
EliminarFicción o real? Bueno sea lo que sea la protagonista supo jugar muy bien con sus armas de mujer y el pobrecillo creyendo que fue él el que sedujo. Besicos
ResponderEliminarSuele pasar que ellos creen que nos eligen. ¿O no?
EliminarUn beso libre.
No sé cuál era la asignatura, pero la matrícula está más ganada porque demostró/demostraste ser muy lista.
ResponderEliminarEs cierto que aprendemos más de aquello de lo que nos arrepentimos. El hecho de no repetirlo da cuenta de que ese arrepentimiento es real. Otras personas dicen arrepentirse y siguen haciendo lo mismo.
Besitos
Tu segundo comentario me llevó a mirar la bandeja de spam y... ¡ahí estaba el primero!
EliminarBlogger juega malas pasadas a veces. Siento que te haya pasado y mil gracias por no rendirte y volver a intentarlo.
Un beso reparador.
Vaya situación !.... ^o^
ResponderEliminarSaludos !.
La juventud no mide bien los riesgos.
EliminarUn beso pensativo.
Madre mía , eso si que es atrevimiento y riesgo.
ResponderEliminarPor parte de ambos!
Muy buen relato!
Un abrazo
Mi Eva atrevida se va sosegando con el tiempo. Al menos un poco.
EliminarUn beso atrevido.
Pues mejor...
ResponderEliminarMucho mejor.
EliminarUn beso cercano.
Lo bueno de la ficción bien contada es que parece real.
ResponderEliminarBesos.
:) En eso consiste el oficio de escribir, ¿no?
EliminarUn beso literario.
Yo pensaba que las mujeres, jóvenes o viejas, eráis incapaces de actuar así. Que todo obedecía a una leyenda urbana orquestada por el patriarcado. Ahora voy a tener que visitar a mi psicólogo; espero que me coja el teléfono.
ResponderEliminarJa, ja. Y un jamón.
EliminarUn beso telefónico.
a mí las chicas tan jóvenes no me atraen. obviamente me pueden parecer simpáticas y monas, pero nada más. mejor así, con eso me ahorro muchos problemas. ;)
ResponderEliminaren realidad, estoy un poco cercano al espectro asexual. de vez en cuando puedo sentir una chispa de atracción romántica, pero por mujeres más maduras. :)
besos!!
Mejor para ti. Te evitas problemas, sin duda. Hay muchos pájaros en algunas cabezas y te buscan un lío en un momento.
EliminarUn beso madurado.
"Creo que hay lecciones en la vida que sólo se aprenden así, haciendo cosas de las que nos arrepentimos después y que jamás volveríamos a repetir". Suele pasar que los que llegan a esta conclusión apresuradamente, son los que más tropiezan una y otra vez con su piedra favorita, su piedra fetiche. Va un abrazo, Eva.
ResponderEliminarPD: Te va a gusta la película "Lolita", la de 1997.
Tropezar dos veces con la misma piedra no es tan extraño como parece.
EliminarUn beso sin tropiezos.
a los diecinueve años todavía eras una adolescente en un cuerpo adulto y las fantasías y las acciones irresponsables van de la mano. si a él le gustaba controlar todas las situaciones debió controlar sus impulsos y aquella situación de seducción desde un primer momento.
ResponderEliminarun beso.
Eso pienso yo. Pero no me quita mi parte de culpa.
EliminarUn beso culpable.
Una Eva con una manzana tierna y jugosa jugando a seducir. Hay algo más efectivo que eso?
ResponderEliminarBesos dulces Eva y dulce semana.
En aquella época era insaciable... Ja, ja.
EliminarUn beso pecador.
Al leerte confirmo algunas de mis teorías. Sin ánimo de pecar de machista, a veces, me dan mucha pena esas situaciones viejas que le quieren cobrar a ciertos hombres, mujeres que ayer hicieron algo parecido a lo que relatás, y hoy en su madurez, quieren hacer pasar por abuso. Obviamente que hay muchísimos casos de abuso que deberían ser penados, pero también, hay situaciones muy parecidas a las relatadas que hoy, el arrepentimiento las teledirige a querer expiar culpas, inculpando. Un gran abrazo.
ResponderEliminarRosana
Totalmente de acuerdo. He conocido hombres malos; pero mujeres malas, más.
ResponderEliminarUn beso razonado.
Hola, Eva.
ResponderEliminarNo había nada malo en la situación inicial, una estudiante de más de 18 años. Y un joven profesor.
Sólo que después se complicó.
Ya recibiste un tirón de orejas. Así que diré que fuiste como una femme fatale. Tal vez más Lilith que Eva.
Besos.
Bueno, depende de cómo se mire... Las conciencias de cada una son muy particulares....
EliminarAlgunas de mis Evas solo aprenden a base de escarmientos; qué se le va a hacer.
Un beso fatale.
No sé qué pasó con el comentario que te había dejado, si fue a spam o se perdió en el ciberespacio. Me estoy enojando con Blogger, porque me ha pasado en varios blogs.
ResponderEliminarDecía que la matrícula está más que ganada, porque demostró ser muy lista. Tanto en la estrategia de caza y captura, como en el desenlace con aprovechamiento. Y, por supuesto, por haber aprendido la lección y no repetirla. Much@s aseguran arrepentirse, aprender la lección y después siguen haciendo lo mismo.
Besos, Eva
Tengo algunas Evas muy testarudas, pero aprender, aprendemos, sí.
ResponderEliminarUn beso aprendido.
Um doce e excitante devaneio, quando o desejo nos enlouquece e liberta o fulgor
ResponderEliminarque se desnuda no olhar... como uma súplica!...
Beijos para ti...
Obrigado pelo seu comentário.
EliminarUm beijo leitor.
Hola Eva, me alegra volver a leerte.
ResponderEliminarDe las lecciones aprendemos.
Yo creo que casi todas nos enamoramos de algún profesor a esa edad estamos todas medio locatis jajaja pero enamoramiento de mirar fijamente a los ojos, pero nada de seducir jajaja.
Besos enormes.
Sí. Supongo que forma parte del crecimiento... Un placer tenerte por aquí.
EliminarAcabo de rescatar tu comentario de la bandeja de spam; por eso he tardado más en contestarte.
Un beso loco.
Armas de mujer... no sé si valió la pena.
ResponderEliminarBesos.
A día de hoy, pienso que no. Pero cuando tienes esas edades, piensas poco...
EliminarUn beso sin lecciones.
Para conseguir un fin, hay miles de caminos.
ResponderEliminarMe ha sorprendido el que has elegido, su lectura engancha.
Llevo varios meses alejada de los blogs, pero nunca dejo de visitar a todos aquellos que me dejan un comentario en mi espacio. Agradecida por el tuyo.
Cariños y buen domingo.
Kasioles
Muchas gracias por tu visita y por tu amable comentario. Es siempre un placer recibirte en esta nuestra casita.
EliminarUn beso múltiple.
Buen relato, real o ficticio.
ResponderEliminarUn tema con muchas aristas... creo. ;-)
Aferradetes, Eva.
Muchas, muchas aristas...
EliminarUn beso redondo.
"Es muy estimulante dejarse poseer por un hombre " inalcanzable" sobre la mesa de un despacho, rodeada de cultura y de conocimientos, como si, en un ritual mágico, algo de todo aquello quedara dentro de ti para siempre ."
ResponderEliminarLo leía y la sonrisa se me iba de oreja a oreja.
Y la frase final... eso sí que es saber cerrar un relato.
Abrazo.
Muchas gracias, Verónica. Tu comentario nos anima a seguir compartiendo letras.
EliminarUn beso admirador.
El cuento bastante aleccionante en ese campo del amor donde la mujer es la que maneja las riendas. Prri queda una pregunta que el cuento no resuelve: el profe y ella gozaban la encamada o sufría él , por la carne tierna en sus fauces,?Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSupongo que lo de ella era una mezcla de placer y satisfacción por la caza y lo de él una mezcla de deseo y culpa. Buena pregunta.
ResponderEliminarUn beso sin colmillos.